Si pasan tres minutos de las siete y media de la mañana ya no se puede ir más allá de la máquina expendedora de boletos. A dónde se puede mirar estando así tan apretujada, mirar a la ventana no se puede y si se le mira a la cara a las personas ellas miran fijo también y piensan a dónde vas todavía con el pelo mojado…
Es una maquina compleja la de las monedas, muy grande vieja e impresora. Estoy mirando la pantallita en donde dice lo que uno tiene que pagar y lo que le falta. Una señora que se sube en constitución dice: 1.25, no dice por favor, y cuando acaba de luchar con la maquina que no quería aceptarle los cinco centavitos de felicidad, en la pantallita aparece la frase…
En Turquía son las dos de la tarde, es su primera primavera, salió tentada por los colores pastel en la ciudad.
Las dos mujeres - una muy alta y otra muy bajita - se bajan del barco que atravesó el rio.
- Hoy nos subimos a un bus en Buenos Aires y nos bajamos de un barco en Estambul.
- Aquí nacen flores por todas partes.
3 comentarios:
lo leo! y no puedo evitar pensar en la mirada que tenias en este instante como si yo fuera tú porque si yo fuera tú tal ves en este momento también piense en las maletas de viaje de todos mis acompañantes, si serán tan pesadas como la mia o ellos lograron despojarse de algunas cosas en el camino, seguramente nadie está reflejando demasiado!
me gustan tus relatos
Logras emocionarme. Yo también, por instante, estuve en Estambul esta noche.
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